jueves, 27 de octubre de 2011

Revoltijo de sentimientos.

Me enseñaban de niña a multiplicar y me parecía difícil. Llegó la Física y Química y me pareció un mundo complejo. Pero nada comparado con lo que me enseñaría la vida después. Encuentros y desencuentros. Fracasos. Pérdidas. Éxitos que desembocan en chascos impredecibles. Palabras con vocación inequívoca de herir. Actitudes de desdén. Mensajes que marcan una herida profunda, para luego dejar una cicatriz eterna. Querer en la distancia. Sentir el rechazo. Un deseo que nunca se cumple. Que es mejor un grito que un desaprecio. Descubrir que los complejos existen y que otro puede burlarse de ellos. Ponerse a refugio. Conversaciones de un único sentido, sin vuelta ni retorno alguno. Ingratitud que se graba en el alma del receptor. Soledad. Profunda y lacerante soledad. Cuando te escuchan sólo las palabras que dices, pero no el corazón. Querer a alguien sin entender porqué. Gritar al mundo y que nadie te escuche. Que el silencio a veces se clava. Tener que luchar cuando no encuentras fuerza y contra todo pronóstico. Que se llora mucho cuando se echa de menos a alguien que ha muerto. Revoltijo de sentimientos.

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