miércoles, 31 de agosto de 2011

Cuando termina Agosto.

¡Buenos días, mis amigos! Aquí vuelvo. Os echaba de menos.
Comienza mañana Septiembre, un nuevo curso escolar. Dejé el cole y la universidad hace ya bastantes años, pero sigo rigiéndome por el calendario colegial. Que no quiero hacerme mayor.
Septiembre marca un cambio, un inicio con buenos propósitos. Tengo tantos que me siento persona afortunada. Nada hay mejor para la existencia que los objetivos, y si son abundantes, diversos y mutables, mejor que mejor. El mejor antidoto contra la mente perversa que tiende a posar mensajes negativos, lúgubres. Este curso escolar va a ser mucho mejor que el anterior. He dicho.
Mágico Septiembre que cambia radicalmente el año. Una oportunidad para mejorar. Tirar lo desusado, renovar lo ajado, reponer, reconstruir. Reconducir hábitos. Sonreir. Reconquistar amigos, compañeros. Colocar nuevos horizontes. Componer objetivos. Creerse capaz. Ser mejor persona. Preparar la mente para hibernar. Superarse. Recomenzar. Acoplar la vida en beneficio de uno mismo y de los suyos. Pensar. Calcular. Sentir. Reconquistar amigos, compañeros, todo aquello que se ponga por delante. Teneros.

domingo, 21 de agosto de 2011

Esta es la Juventud del Papa.

Si no escribo algo sobre ésto, reviento.

Me encanta que me sorprendan a mis 44 años. Que me pillen desprevenida y que mi idea preconcebida de un Papa aburrido, dogmático, cuadriculado, se vaya al garete.

Sorprendida y encantada con la visita del Papa, que ha traído la alegría a España, ha removido a los jóvenes y a los no jóvenes y ha modernizado la imagen de El Vaticano. Me quito el sombrero y todo lo que sea menester por los mensajes que ha dejado como perlas. Mensajes duros, mensajes comprometedores y difíciles. Y al tiempo expuestos con una sencillez alucinante, como si fuera aquello coser y cantar. Transmitir la idea de que sólo se puede llegar a Cristo a través de la Iglesia y dejar esa ideita en manos de una juventud de forma que parezca liviana, fácil, transparente... tiene enorme mérito. Advertir a los seminaristas que sólo continúen si sienten verdaderamente la llamada de Dios es audaz. Visitar a los discapacitados es modernizarse. Congregar a las monjas de clausura y darles una alegría es la repera. Recordar a los profesores que están formando a personas es básico.

De la organización, la labor de los voluntarios, el entusiasmo y educación de la juventud... no hace falta comentar. Sólo hay que verlo.

No os avergoncéis.

No me avergüenzo de confesar que, a mis 44 años, he llorado al ver subir al Papa al avión de vuelta a Roma. Ya se podía quedar en España.

martes, 9 de agosto de 2011

Llegar al mar.


Parece que nunca ocurrirá, pero llegas.
Mar azul marino infinito a un lado.
Praderas de diferentes verdes, como cosidas por manos amorosas, del otro lado.
Esa sensación de espacio, el olor a mar inconfundible.
Vuelve la tranquilidad, el mayor ruido viene de las gaviotas alborotadas por una futurible presa.
La vista contempla el mar hasta el horizonte, el cielo a continuación.
Y descansa, no hay nada que ordenar visualmente en el paisaje marino.
Y las vacas asturianas, paciendo, levantando la cabeza y girándola en un gesto cansino, aprendido, con aparente curiosidad.
Comienza el veraneo, con sus cosucas absurdas.
Leyendo una novela fácil de intriga y escribiendo ésto.
Desechando un zumo de naranja en el desayuno por no ser natural.
Buscando el sol.
Largos paseos sin prisa.
Conmigo, siempre al lado, mi perrita.