lunes, 13 de junio de 2011

El arte de observar

El arte de observar es tan imprescindible para sortear la vida... Quienes lo conocen suelen ser verdaderamente reacios a ejercerlo. Como en el arte de la pesca, se necesitan grandes dosis de paciencia, concentración y silencio interior. Pero no sólo de observar vive el hombre. Es necesario procesar lo observado, masticarlo, contrastarlo y sacar conclusiones de ello. Si el proceso es cuidado con mimo, los resultados son espectaculares. Nada hay tan eficaz como lo aprehendido desde el interior de uno mismo.

La observación del comportamiento humano es mi favorita. De ella se sacan verdades como puños. El comportamiento humano es singular portavoz del funcionamiento del mundo, permite encontrar el modo de tratar a una persona, de sacarle su máximo partido, de comprenderla en sus últimas consecuencias. Hasta incluso puede hacer de espejo con nuestro propio yo.

Pero qué poco observamos. Como si no nos hiciera falta. Hasta ahí podía llegar la broma, tener que observar a alguien para comprender nuestros propios fallos... Pues muchas veces, ¡sí!

Ahora diríais que soy psicóloga. O filósofa. O socióloga. Nada de eso; estudié Derecho y observo por afición. Las aficiones son potentes motores que se desarrollan bastante más que la profesión propia. Asi se mueve el mundo: por inclinaciones, afectos...

1 comentario:

  1. Es un arte no lo he dudado nunca y después de tu exposición menos. Y además es una de las cosas con las que más disfruto, por que aunque parezca mentira me enseña más de mi que de los observados. :-)

    ResponderEliminar