jueves, 21 de julio de 2011

Rendirse.

Coger al toro por los cuernos. Rescatar lo bueno en los malos momentos. Acompasar el trote. Respirar.

En ocasiones veo muertos. No. No te desvíes del tema. En ocasiones llega la hora de rendirse. Sacar bandera blanca, decir adiós, cerrar la puerta y abrir otra. ¿Cuál? Cualquier otra que no te deje ver la que has cerrado.

La rendición tiene algo de frustración, fracaso y cambio. Innegables ventajas, también. No todo puede ser malo, aunque pongamos todo el empeño en ello.

Los cambios son buenos en la medida que amplían la perspectiva, renuevan el aire viciado por esa tozudez tan propia de quien ha erigido su objetivo en primordial . Cambiar para coger otro camino más ancho, fácil y accesible, más apropiado al devenir del destino singular de uno mismo.

Ni que decir tiene que alejarse del objetivo ese que no se logra desenvenena el espíritu, alegra en parte el alma y los ojos descansan, tornándose ciegos de pronto frente ese objetivo interrumpido. Descansar. Dejar hacer de otro modo.

Cuando termine el año que viene, habrá llegado el momento de rendirme. Voy preparando el terreno.

1 comentario:

  1. Rendirte?? No, apartarlo o apartarte, temporal o definitivamente, rendirse significa que una de las dos partes cedes se deja ganar, piensa que no ha conseguido su objetivo, y dudo muco que tu seas de esas ; asi que nada de rendirse y los cambios, mi padre decían que aunque no lo vemos siempre son para bien. Besos

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