Recopilé con no poco esfuerzo los sentimientos, saqué de debajo de la cama los que luchaban por esconderse para siempre, los coloqué en un cierto orden lógico y hallé lo que buscaba. No se ha ido la inquietud pero, al menos, ya nos conocemos y nos vamos a hacer amigos, tolerantes...
He transformado todo ese batiburrillo en palabras encadenadas, ciertas y con un mínimo de congruencia. No es la situación ideal, pero es un comienzo. Ahora sólo falta que nada se distorsione al comunicarlo al mundo. Las palabras, que son preciosas, sobre todo si se tejen con hilos de oro y mucho cariño, hay que expresarlas con el mismo amor interior con que se formaron, dificilísima tarea, vive Dios...
Ha llegado la hora. Empiezo a rezar lo más bonito que sé:
Cuanto llevo conmigo,
lo que soporto,
lo que hablo y lo que arriesgo,
lo que pienso y lo que amo,
los méritos que obtengo,
lo que voy guiando y conquistando,
lo que voy guiando y conquistando,
lo que me hace sufrir,
lo que me alegra....
Que bien se leen los pensamientos en tus palabras, parece hasta fácil. sigue asi lo haces realmente bien, y estoy aqui si me necesitas :))
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