En mi tónica habitual, decidí empezar la mañana quejándome. Por si acaso. Por si caía algo, que nunca se sabe. Y un valiente amigo mío me dijo -en un arranque de locura insospechada- que qué necesitaba, con lo que he acabado comprometiéndome a hacer una lista de necesidades, al menos para su deleite, empolle y posterior ejecución de aquellas (necesidades) que le plazca otorgarme, que pueden resultar ser en número de una o ninguna. Nos movemos en esa ancha banda, pues ya nos conocemos de algo.
Puesta ávidamente a la labor de confeccionar una larguísima lista comprensiva de lo que necesito y lo que no necesito, pero quizá pase a necesitar en un futuro (siempre, por si las moscas); me puse -encantada- manos a la obra sobre documento en blanco de word. Y me encontré con problemas. A saber: lo único que de verdad quiero en esta vida es inconfesable, aunque sea un secreto a gritos para los que me conocen bien. De las otras necesidades ya confesables, pues me parecen casi todas una soberana chorrada. Listarlas y dejar constancia de ellas se me antoja una patente "gilipolluá".
Me queda sólo una cosita que necesito y que puedo plasmar tranquilamente en un documento: que mis amigos, los que me quieren de verdad, tal cual sóy, con todos, todos, todos mis defectos, sigan estando a mi lado. ¿Os ha quedado claro?
Te queremo con no tan numerosos defectos y tus increibles virtudes, y si, te ha quedado muuy claro! :)
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