lunes, 5 de septiembre de 2011

Imbecilidad emocional.


Una, dos, tres, más de diez. ¡Sí, sí! He vuelto a hacerlo mal. Me pregunto si los de mi alrededor también hacen las cosas mal una y otra vez. O si soy simplemente imperfecta en términos humanos.

Bien sé que se aprende de la experiencia, más de los momentos malos, que tendemos a analizarlos paso a paso, sin clemencia, hurgando en la herida impulsivamente. Pues ni con esas. Aprendo, re-aprendo, medito, convierto una máxima en algo muy personal, aparece de nuevo la ocasión y, ¡zas! "Vamos, Elena, a hacer lo mismo de siempre, eso que te da tan buenísimos resultados..."

Es entonces cuando me pregunto por los diversos tipos de inteligencia del ser humano y me planteo seriamente que carezco por completo de alguno que ha debido pasarme desapercibido. O que no fuí a clase el día que lo enseñaron. O que hay un tipo de inteligencia emocional que mi cerebro no admite.

Puede que simplemente me encienda la situación en la que me veo encajonada y quiera hacerlo mal por molestar, por fastidiarme a mí mísma. El ser humano es único en hacerse aún más daño en una situación que le desfavorece o no le gusta. ¿Por qué? Porque sí, por venganza, por manifestarse, por protestar. ¿Y a quién se ataca? Pues a uno mismo, que está muy cerquita, muy a mano.

¿Que las circunstancias vienen mal dadas? Pues a comerse dos huevos fritos, que son los que peor me sientan... Imbecilidad emocional.

1 comentario:

  1. Pues no estoy nada de acuerdo, ¿tu no sabes que el ser humano es el único que tropieza n veces? Y sabes que en este caso n es igual al numero de gilipollas que te encuentras en el camino, por lo que ese número de n personas son los imbeciles emocionales!!
    Espero que te haya quedado claro :)

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