martes, 8 de noviembre de 2011

Templar la mente.

Luis María de Cistué.  Francisco de Goya y Lucientes.

Agotadora la existencia humana. Afanada en lograr sueños imposibles, se desgasta hasta erosionar la última de las defensas. Tengo tu imagen en todas las esquinas de mi mente, a veces forma remolinos de imposible viraje y parece que van a desaparecer. Pero sólo es eso, un parecido con lo deseable. Increíbles los diversos modos de sufrimiento que elegimos, como si con ellos purificáramos el alma accediendo entonces a una posición de total inmunidad, donde nada vuelve a dañarnos... Cuanto más deseo olvidar lo que has significado en mi vida, más retorna a mi corazón la huella de tus manos, de tu firme abrazo. En un derroche de energía, pongo a mecer acompasadamente mis pensamientos, con la esperanza de que, algún día, se conviertan en un monocromático violeta y no haya morriña. Ni sombra de angustia.



3 comentarios:

  1. Sólo hay una fórmula para revocar los pensamientos y se llama olvido, suele acarrear tristeza y cierto desasosiego. Salvo los traumáticos, los demás son benévolos y tienden a acomodarse a nuestra voluntad. No hagas esfuerzos, deja que fluyan.

    ResponderEliminar
  2. Por rarisima casualidad di con este blog y es que al contrario que muchos no pasa erl dia twtteando plucicidad de él. Y a mi ¡¡que me encanta el viuoleta!!!. Siempre fue el color que me acompaño CASUALMENTE en los momentos decisivamente buenos. Tengo la habitación pintada de ese color. Seguiré este blog

    ResponderEliminar