lunes, 14 de noviembre de 2011

Has venido.


Vendedor. Esteban Murillo

No puedo creer mi destino en los últimos cinco minutos. Has venido. ¡Has venido! Y me sonríes. Mi pulso se acelera, ligeramente, preparando a mi cuerpo para una emoción que no tenía prevista. Vive Dios que no. Me has dado la mano y has tirado de mí, en un intento fructífero de tenerme cerca. Soy fácil, y lo sabes, cuando se trata de ponerme a tu lado. Esos ojos inmensamente cálidos sobre mi cara. Probablemente mis ojos devuelvan sorpresa, franca sorpresa. ¿Cómo no? No quiero ni verme, tendrá mi mirada un incipiente temblor de emoción, seguro... ¿Qué está pasando? ¿Tú? ¿Has venido? ¿Conmigo? Y luego ese beso. Ese beso que cubre mis labios, y mi alma, y mi cuerpo. Me envuelve, me protege. Me salva del mundo. Y me pierdo, porque quiero. Perderme, desaparecer del entorno, volverme invisible. Que nadie me busque, porque no me encontrará. Y no quiero despertarme. No quiero salir del sueño en que estoy. Porque en mi sueño soy tan feliz. Porque en mi sueño estás conmigo. Y en la vida real, no.

2 comentarios:

  1. Maravilloso!! Sonrie , te mereces TODO. Bss


    JodíaFeliz

    ResponderEliminar
  2. La nostalgia del amor se evoca en metáforas de sueños, se cuentan vidas y anhelos. Definen así la trayectoria del deseo, saldan la mentira de la existencia en blanco y negro.

    ResponderEliminar