viernes, 4 de noviembre de 2011

Sobre la morriña.


















The kitchen-maid.
Jean-Baptiste Simeón Chardin




Piso por donde puedo, en las piedras que conozco. Tengo tanto que contarte y estás tan lejos que me duele hasta la ultima pestaña. Gestiono como una superviviente la añoranza, la morriña esa que a nadie puede explicarse salvo al último destinatario. Esconder el sentimiento, disimularlo, vestirlo de amigo inoportuno. Soy imperfectamente humana, desacompasada, sin sincronía aparente. Pero mi corazón no cabe en casi ningún sitio. Tengo todas las tonalidades posibles en mi vida y me muevo siempre en lugares fangosos, estoy acostumbrada. Porque he visto cómo un gesto puede reconducir una vida, un beso a veces calma el horror, una llamada reconforta la soledad. Y que lo negro y lo blanco son lo más imperfecto de la vida y no te permiten evolucionar. Que hay que circular por los caminos intermedios para no perderse los detalles que conforman una existencia. Me duele tanto echarte de menos que he de dejar mis labores cotidianas y mirar al infinito para adecuar mi cuerpo a esa pena que me golpea a intervalos desiguales, contundentes. Sé que me escuchas, siempre me escuchas. Apiádate de mí, soy muy pequeña y estoy supeditada a esa ruinosa condición propia. A esa de la fragilidad de apegos.

1 comentario:

  1. Nada de lo que encuentres ahí fuera mejorará las agridulces sensaciones que habitan tu corazón. Las añoranzas son secuelas de heridas no infligidas, son inmaculadas vendas protectoras.
    Me gusta Chardin.
    http://open.spotify.com/track/0nNdfyMVJbSX2DWko3mvcK

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