Luis María de Cistué. Francisco de Goya y Lucientes.
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Agotadora la existencia humana. Afanada en lograr sueños imposibles, se desgasta hasta erosionar la última de las defensas. Tengo tu imagen en todas las esquinas de mi mente, a veces forma remolinos de imposible viraje y parece que van a desaparecer. Pero sólo es eso, un parecido con lo deseable. Increíbles los diversos modos de sufrimiento que elegimos, como si con ellos purificáramos el alma accediendo entonces a una posición de total inmunidad, donde nada vuelve a dañarnos... Cuanto más deseo olvidar lo que has significado en mi vida, más retorna a mi corazón la huella de tus manos, de tu firme abrazo. En un derroche de energía, pongo a mecer acompasadamente mis pensamientos, con la esperanza de que, algún día, se conviertan en un monocromático violeta y no haya morriña. Ni sombra de angustia.
Sólo hay una fórmula para revocar los pensamientos y se llama olvido, suele acarrear tristeza y cierto desasosiego. Salvo los traumáticos, los demás son benévolos y tienden a acomodarse a nuestra voluntad. No hagas esfuerzos, deja que fluyan.
ResponderEliminarPor rarisima casualidad di con este blog y es que al contrario que muchos no pasa erl dia twtteando plucicidad de él. Y a mi ¡¡que me encanta el viuoleta!!!. Siempre fue el color que me acompaño CASUALMENTE en los momentos decisivamente buenos. Tengo la habitación pintada de ese color. Seguiré este blog
ResponderEliminarEncantada de tenerte aquí! :-)
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